Algoritmos presentes en redes sociales, anuncios, asistentes de voz, cámaras del móvil, correo, salud, entretenimiento, finanzas y escritura ya personalizan, automatizan y deciden en segundo plano, mientras crecen las preguntas sobre privacidad y uso de datos.
La inteligencia artificial ya opera en segundo plano en las apps y servicios que usas a diario, desde el feed de Instagram, TikTok y YouTube —que prioriza contenidos según tus hábitos— hasta los anuncios que aparecen tras una búsqueda. Al mismo tiempo, asistentes como Siri, Alexa o Google resuelven tareas gracias a la comprensión del lenguaje, mientras la cámara del móvil mejora fotos con modos retrato y noche. Por su parte, Gmail clasifica correos y sugiere respuestas; relojes y apps de salud monitorean actividad, sueño y señales de riesgo; y hospitales incorporan algoritmos para interpretar imágenes médicas. En paralelo, Netflix y Spotify recomiendan contenidos, la banca aplica IA para evaluar perfiles y detectar fraudes, y herramientas de redacción y traducción aumentan la productividad. Esta expansión, útil e imperceptible muchas veces, abre interrogantes sobre privacidad, sesgos y transparencia en el uso de datos personales.